Las raíces de la industria sillera de La Gineta empiezan en Juan García Rausell, que ya ejercía esta profesión en L´ Olleria (Valencia).

 

En marzo de 1942 se instaló en La Gineta, primero en la calle Colón, y luego, en la calle Santa Ana. El trabajo realizado en aquellos primeros años era puramente artesano, manual, con herramientas que distan mucho de lo que hoy conocemos.

 

Poco a poco el negocio se extendía en el pueblo y había trabajo dentro y fuera de las fábricas: unos trabajaban en el interior de las empresas; fuera, se pelaban palos con las hoces; se ensogueaban sillas en las casas con anea. La economía familiar se vio muy favorecida con esta nueva industria.

 

Al principio, lo que más se hacía era la silla con patas torneadas. Recordamos las sillas del 19 y del 28, la costurera, la chata, la mediana, la catalana lisa y la de bola, la colonial y muchas más.

 

En los años 80 y 90 del pasado siglo, se desarrolla la exportación a Francia y otros países, y la industria se diversifica, se hacen mesas con tableros para el brasero, y luego otro tipo de muebles.

 

Las mujeres, sobre las que recaía sobre todo el trabajo del ensogueado, empiezan a pasar a las fábricas. La importación de asientos chinos, hechos con anea y paja de arroz, ha hecho que no sea rentable el ensogueado de sillas, aunque hay empresas -pocas- que aún lo mantienen.

 

 

*ENSOGUEAR.- Trenzar las hojas de anea para confeccionar los asientos de las sillas.

  

*ANEA.- Planta de la familia de las Tifáceas, que crece en sitios pantanosos, hasta dos metros de altura, con tallos cilíndricos y sin nudos, hojas envainadoras por la base, ensiformes, y flores en forma de espiga maciza y vellosa, de la cual la mitad inferior es femenina y masculina la superior. Sus hojas se emplean para hacer asientos de sillas, ruedos, etc.